Núñez ahoga a tabasqueños

Durante el gobierno de Leandro Rovirosa Wade, siendo miembro del Colegio de Economistas y apoyado por ecologistas, el ahora senador del PRD se opuso como hoy al Plan Hídrico Integral, a la construcción del Canal Samaria Golfo de México, obra que hubiese evitado las anegaciones desde 1980

Por: Redacción

Villahermosa, Tab., Miércoles 22 de Septiembre de 2010 01:32 hrs

Agencia: SIT/ DIARIO PRESENTE

Hace precisamente 30 años Arturo Núñez Jiménez encabezó a un grupo político para impedir la construcción del "Canal Samaria-Golfo de México", proyecto que no se circunscribía solamente a ese conducto, incluía entre otras acciones la construcción de dos canales más, también bordos de defensa y diques, así como obras de aprovechamiento de tierras para la agricultura. El argumento de Núñez Jiménez y su grupo en la década de los ochentas, es que de construirse ese canal el agua de mar entraría dañando el entorno ecológico. Sin embargo, esa infraestructura dirigida a encauzar los excedentes de agua de la presa Malpaso, hoy estaría evitando la inundación en la Chontalpa y muy probablemente a Villahermosa.

El vicepresidente de la mesa directiva del Senado de la República, Arturo Núñez hace unos días se negó a sumarse a las autoridades estatales, en la demanda de los tabasqueños para la realización del Plan Hídrico Integral de Tabasco. Ayer como hoy Núñez Jiménez se coloca en el lado opuesto y contra el pueblo tabasqueño, afectado y damnificado por las inundaciones. Prefirió partidizar el clamor de los damnifi cados, llevando la investidura senatorial y poniéndola al servicio del PRD, para solicitar la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en este problema crucial del pueblo.

Esta actitud oportunista de Arturo Núñez ya la ha demostrado. La historia lo señala como el cabecilla que le quitó la oportunidad a Tabasco de tener un plan hidráulico.

De esta manera la zona estaría protegida. Entonces las gestiones que realizó el gobernador Leandro Rovirosa Wade, ingeniero hidráulico, fueron aprobadas por el presidente José López Portillo a fi nes de 1980. De hecho las gestiones prosiguieron y ya estaba contemplado en el presupuesto del año siguiente (1981). Los tabasqueños tendrían una solución al problema del excedente de agua en la temporada de lluvias. Arturo Núñez y su grupo difundieron que los ingenieros de la naval estadounidenses eran agentes de la CIA. En el mismo afán protagónico colocaron por encima de la seguridad y el futuro de los tabasqueños, inquisiciones que se desviaban del objetivo principal del canal, al emitir el cuestionamiento de que no estaban especificados datos de los beneficios que aportaría a la producción agrícola y de la navegabilidad.